Naturalmente, donar.
Como todos los años, el 9 de noviembre, es un día especial; se celebra el Día Nacional del Donante de Sangre, conmemorando la primera transfusión exitosa en un ser humano, gracias al método desarrollado por el médico argentino Luis Agote.
Por aquellos días, la inexistencia de los antibióticos, la carencia de métodos anestésicos y la falta de metodología quirúrgica, condenaba a una muerte inevitable. El descubrimiento de Agote comenzó a ser utilizado logrando reponer la sangre, con utilización del citrato de sodio para evitar la coagulación. Este procedimiento permitió salvar millones de vidas desde su descubrimiento hace ya 104 años.
Como homenaje a ello, el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación sancionaron la ley 25.936, que declara el 9 de noviembre como Día Nacional del Donante Voluntario de Sangre.
La donación voluntaria y altruista requiere cada día más de toda la comunidad. No podemos imaginar una sociedad a salvo de aquello de lo cual no se ocupa. Las estadísticas dicen que si el 3 a 5 % de la población donara periódicamente, dos veces al año, se lograría cambiar el sistema: la sangre esperaría al paciente y no el paciente a la sangre. Lo que equivale a decir que no habría más angustias por la espera de donantes, ni preocupación por la falta de sangre a la hora de los tratamientos o cirugías. Es un aporte a la salud imprescindible. Bastaría con hablar con quienes sufren enfermedades crónicas y conocer un poco más de la limitante y triste realidad que circunda el mundo invisible de los que sufren.
Si bien los hospitales o centros de salud tienen sus bancos de sangre, se necesitan más voluntarios y más conciencia sobre esta problemática. Donar sangre cuando quien lo necesita es amigo o familiar, es una ocasión ligada a vínculos personales. Donar Sangre voluntariamente, donar sin importar a quién vaya destinada esa sangre, es un acto solidario de amor puro.
Es un regalo que todos podríamos llegar a necesitar. Hay regalos que pueden conmover mucho pero regalar vida es el acto más maravilloso y más preciado que puede recibir una persona, especialmente cuando la vida misma está en juego.
Si conocés donantes voluntarios, felicitalos en su día. Se merecen todo nuestro respeto y reconocimiento. Si querés y podés ser donante, hay mucha gente que te espera .
Porque la vida se comunica, no se guarda para sí. Y sería hermoso que así como la naturaleza abre la tierra con sus frutos, los seres humanos podamos abrir nuestro corazón y extender el brazo para que donar vida solidariamente a otros, un día, sea algo totalmente natural.